西语阅读:《一千零一夜》连载二十五(4)

网络资源 Freekaoyan.com/2008-04-17

Al oír estas palabras del capitán, los pasajeros, aterrados, dejaron to­dos sus efectos, vestidos, utensilios y hornillas, y echaran a correr hacia el navío, que a la sazón levaba el ancla. Pudieron alcanzarlo a tiempo algunos; otros no pudieron. Porque la ballena se había ya puesto en mo­vimiento, Y tras unos cuantos saltos espantosos, se sumergía en el mar con cuantos tenía encima del lomo, y las olas, que chocaban y se entre­chocaban cerráranse para siempre sobre ella y sobre ellos.

¡Yo fui de los que se quedaron abandonados encima de la ballena. Y había de ahogarse!

Pero Alah el Altísimo veló por mí y me libró de ahogarme, poniéndame al alcance de la mano una especie de cubeta grande de madera, llevada allí por los pasajeros para lavar su ropa. Me aferré primero a aquel objeto, y luego pude ponerme a hor­cajadas sobre él, gracias a los es­fuerzos extraordinarias de que me hacían capaz el peligro y el cariño que tenía yo a mi alma, que me era preciosísima. Entonces me puse a batir al agua con mis pies a ma­nera de remos, mientras las olas ju­gueteaban conmigo haciéndame zo­zobrar a derecha e izquierda.

En cuanta al capitán, se dio prisa a alejarte a toda vela con los que se pudieron salvar, sin ocuparse de los que sabrenadaban todavía. No tardaron en perecer éstos, mientras yo ponía a contribución todas mis fuerzas para servirme de mis pies a fin de alcanzar al navío, al cual hu­be de seguir con los ojos hasta que desapareció de mi vista, y la noche cayó sobre el mar, dándome la cer­teza de mi perdición y mi abandono.

Durante una noche y un día ente­ros estuve en lucha contra el abismo. El viento y las corrientes me arras­traron a las orillas de una isla es­carpada, cubierta de plantas trepa­doras que descendían a lo largo de los acantilados hundiéndose en el mar. Me así a estos ramajes, y ayu­dándome con pies y manos conseguí trepar hasta lo alto del acantilado.

Habiéndome escapado de tal mo­do de una perdición segura, pensé entonces en examinar mi cuerpo, y vi que estaba lleno de contusiones y tenía los pies hinchados y con hue­llas de mordeduras de peces, que habíanse llenado el vientre a costa de mis extremidades. Sin embargo, no sentía dolor ninguno de tan insen­sibilizado como estaba por la fatiga y el peligro que corrí. Me eché de bruces, como un cadáver, en el suelo de la isla, y me desvanecí, sumergido en un aniquilamiento total.

Permanecí dos días en aquel es­tado, y me desperté cuando caía so­bre mí a plomo el sol. Quise levan­tarme; pero mis pies hinchados y do­loridos se negaron a socorrerme, y volvía a caer en tierra. Muy apesa­dumbrado entonces por el estado a que me hallaba reducido, hube de arrastrarme, a gatas unas veces y de rodillas otras, en busca de algo para comer. Llegué, por fin, a una llanu­ra cubierta de árboles frutales y re­gada por manantiales de agua pura y excelente. Y allí reposé durante varios días, comiendo frutas y be­biendo en las fuentes. Así que no tar­dó mi alma en revivir, reanimándose mi cuerpo entorpecido, que logró ya moverse con facilidad y recobrar el uso de sus miembros, aunque no del todo, porque vine todavía precisado a confeccionarme, para andar, un par de muletas que me sostuvieran.

De esta suerte pude pasearme lenta­mente entre los árboles, comiendo frutas, y pasaba largos ratos admi­rando aquel país y extasiándome an­te la obra del Todopoderoso.

Un día que me paseaba por la ribera, vi aparecer en lontananza una cosa que me pareció un animal sal­veje o algún monstruo entre los monstruos del mar. Tanto hubo de intrigarme aquella cosa, que, a pesar de los sentimientos diversos que en mí se agitaban, me acerqué a ella, ora avanzando, ora retrocediendo. Y acabé por ver que era una yegua ma­ravillosa atada a un poste. Tan bella era, que intenté aproximarme más, para verla todo lo cerca posible, cuando de pronto me aterró un gri­to espantoso, dejándome clavado en el suelo, por más que mi deseo fuera huir cuanto antes; y en el mismo ins­tante surgió de debajo de la tierra un hombre que avanzó a grandes pasos hacia donde yo estaba, y ex­clamó: “¿Quién eres? ¿Y de dónde vienes? ¿Y qué motivo te impulsó a aventurarte hasta aquí?”

Yo contesté: “¡Oh señor! Sabe que soy un extranjero que iba abordo de un navío y naufragué con otros varios pasajeros. ¡Pero Alah me fa­cilitó una cubeta de madera a la que me así y que me sostuvo hasta que fui despedido a esta costa por las olas!”

Cuando oyó mis palabras, cogió­me de la mano y me dijo: “¡Sigue­me!” Y le seguí. Entonces me hizo bajar a una caverna subterránea y me obligó a entrar en un salón, en cuyo sitio de honor me invitó a sen­tarme, y me llevó algo de comer, porque yo tenía hambre. Comí hasta hartarme y apaciguar mi ánimo. En­tonces me interrogó acerca de mi aventura y se la conté desde el prin­cipio al fin; y se asombró prodigio­samente. Luego añadí: “¡Por Alah sobre ti, ¡oh dueño mío! no te enfa­des demasiado por lo que voy a pre­guntarte! ¡Acabo de contarte la ver­dad de mi aventura, y ahora anhela­ría saber el motivo de tu estancia en esta sala subterránea y la causa por qué atas sola a esa yegua en la orilla del mar!”


相关话题/

  • 领限时大额优惠券,享本站正版考研考试资料!
    大额优惠券
    优惠券领取后72小时内有效,10万种最新考研考试考证类电子打印资料任你选。涵盖全国500余所院校考研专业课、200多种职业资格考试、1100多种经典教材,产品类型包含电子书、题库、全套资料以及视频,无论您是考研复习、考证刷题,还是考前冲刺等,不同类型的产品可满足您学习上的不同需求。 ...
    本站小编 Free壹佰分学习网 2022-09-19