西语阅读:《一千零一夜》连载四(3)

网络资源 Freekaoyan.com/2008-04-17

¡A tu puerta espera de pie un escla­vo de tus ojos, acaso el más humilde de tus esclavos!

¡Pero, conoce a su dueña! ¡Él sabe cuánta s su generosidad y sus bene­ficios! ¡Y sobre todo, sabe cómo se lo ha de agradecer!

Entonces ella le dijo ofreciéndole la copa: “Bebe, ¡oh amigo mío! que la bebida, te aproveche y la digieras bien. Que ella te de fuerzas para el camino de la verdadera salud.”

Y el mandadero cogió la copa, besó la mano a la joven, y una voz dulce y modulada cantó queda­mente estos versos:

¡Yo ofrezco: a mi amiga un vino resplandeciente como sus mejillas, mejillas tan luminosas, que sólo la claridad de una llama podría compa­rarse con su espléndida vida!

Ella se digna aceptarlo, pero me dice muy risueña:

“¿Cómo quieres que beba mis pro­pias mejillas?”

Y yo le digo: “¡Bebe, oh llama de mi corazón! ¡Este licor son mis lágri­mas, su color rojo mi sangre, y su mezcla en la copa es toda mi alma!

Entonces la joven cogió la copa de manos del mandadero, se la llevó a los labios y después fue a sentarse junto a sus hermanas. Y todas em­pezaron a cantar, a danzar y a jugar con las flores exquisitas. Después siguieron bebiendo en la misma copa hasta que comenzó a anochecer. Las jóvenes dijeron entonces al manda­dero: “Ahora vuelve la cara y vete, y así veremos la anchura de tus hombros.” Pero el mozo exclamo: “¡Por Alah, señoras mías! ¡Más fácil sería a mi alma salir del cuer­po, que a mí dejar esta casa! ¡Junte­mos esta noche con el día, y mañana podrá cada uno ir en busca de su destino por el camino de Alah!” Entonces intervino nuevamente la joven proveedora: “Hermanas, por vuestra vida, invitémosle a pasar la noche con nosotras y nos reiremos mucho con él, porque es muy gracio­so.” Y dijeron entonces al mandade­ro: “Puedes pasar aquí la noche, con la condición de estar bajo nuestro dominio y no pedir ninguna explica­ción sobre lo que veas ni sobre cuan­to ocurra.” Y él respondió: “Así sea, ¡oh señoras mías!” Y ellas añadie­ron: “Levántate y lee lo que está es­crito encima de la puerta.” Y él se levantó, y encima de la puerta vio las siguientes palabras, escritas con letras de oro:

No hables nunca de lo que no te importe, si no, oirás cosas que no te gusten.

Y, el mandadero dijo: “¡Oh seño­ras mías os pongo por testigo de que no he de hablar de lo que no me importe”

En este momento de su narración, Schahrazada vio aparecer la maña­na, y se calló discretamente.

PERO CUANDO LLEGÓ LA 10a NOCHE

Doniazada dijo: “¡Oh hermana mía! acaba la relación.” Y Schalhra­zada contestó: “Con mucho agrado, y como un deber de generosidad.” Y prosiguió:

He llegado a saber, ¡oh rey pode­roso! que cuando el mandadero hizo su promesa a las jóvenes, se levantó la proveedora, colocó los manjares delante de los comensales, y todos comieron muy regaladamente. Des­pués de esto, encendieron las velas, quemaron maderas olorosas e incien­so, y volvieron a beber y comer todas las golosinas compradas en el zoco, sobre todo el mandadero, que al mismo tiempo decía versos, cerrando los ojos mientras recitaba y moviendo la cabeza. Y de pronto se oyeron fuertes golpes en la puer­ta, lo que no les perturbó en sus placeres, pero al fin la menor de las jóvenes se levantó, fue a la puerta, y luego volvió y dijo: “Bien llena va a estar nuestra mesa esta noche, pues acabo de encontrar junto a la puerta a tres ahjam con las barbas afeitadas y tuertos del ojo izquierdo. Es una coincidencia asombrosa. He visto inmediatamente que eran ex­tranjeros, y deben venir del país de los Rum. Cada uno es diferente, pero los tres son tan ridículos de fisonomía, que hacen reír. Si los hiciésemos entrar nos divertiríamos con ellos.” Y sus hermanas acepta­ron, “Diles que pueden entrar; pero entérales de que no deben hablar de lo que no les importe, si no quieren oír cosas desagradables.” Y la joven corrió a la puerta, muy alegre, y volvió trayendo a los tres tuertos. Llevaban las mejillas afei­tadas, con unos bigotes retorcidos y tiesos, y todo indicaba que perte­necían a la cofradía de mendicantes llamados saalik.

Apenas entraron, desearon la paz a la concurrencia, las jóvenes se quedaron de pie y los invitaran a. sentarse. Una vez sentados, los saa­lik miraron al mandadero, y supo­niendo que pertenecía a su cofradía, dijeron: “Es un saalik como nos­otros, y podrá hacernos amistosa compañía.” Pero el mozo, que los había oído, se levantó de súbito los miró airadamente, y exclamó: “Dejadme en paz, que para nada necesito vuestro afecto. Y empezad por cumplir lo que veréis escrito encima de esa puerta.” Las donce­llas estallaron de risa al oír estas palabras, y se decían: “Vamos a divertirnos con este mozo y los saalik.” Después ofrecieron manja­res a los saalik, que los comieron muy gustosamente. Y la más joven les ofreció de beber, y los saalik bebieron uno tras otro. Y cuando la copa estuvo en circulación, dijo el mandadero: “Hermanos nuestros, ¿lleváis en el saco alguna historia o alguna maravillosa aventura con qué divertirnos?” Estas palabras los esti­mularon, y pidieron que les trajesen instrumentos. Y entonces la más joven les trajo inmediatamente un pandero de Mussul adornado con cascabeles, un laúd de Irak y una flauta de Persia. Y los tres saalik se pusieron de pie, y uno cogió el pandero, otro el laúd y el tercero la flauta. Y los tres empezaron a tocar, y las doncellas los acompa­ñaban con sus cantos. Y el manda­dero se moría de gusto, admirando la hermosa voz de aquellas mujeres.


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    本站小编 Free壹佰分学习网 2022-09-19