西语阅读:《一千零一夜》连载八(3)

网络资源 Freekaoyan.com/2008-04-17

“Declaro que quien ha escrito este papel es Hassán Badreddin, hijo del difunto visir Nureddin (¡Alah lo haya acogido en su misericordia!), y que ha vendida al judío N., hijo de N., mercader de Bassra, el carga­mento de la primera nave que llegue a la ciudad de Bassra y forme parte de las pertenecientes a mi padre Nureddin. Y vendo esto por mil dinares, y nada más.” Luego puso su sello en la parte inferior de la hoja, y se la entregó al judío, que lo saludó respetuosamente y se fue. Entonces Hassán rompió a llorar, pensando en su padre, en su posición pasada y en su suerte presente; pero como ya se había hecho de noche, le venció el sueño y se quedó dor­mido en la tourbeh. Y así siguió hasta que salió la luna, y como en aquel momento se le había escurrido la cabeza de encima de la piedra de la tourbeh, hubo de dar una vuelta completa, echándose de espaldas, y la luna iluminó por completo su rostro, que resplandecía con toda su belleza.

Aquel cementerio era frecuentado por efrits de la buena especie, efrits musulmanes y creyentes.Y por ca­cualidad, aquella noche,, una encan­tadora efrita volaba por allí, tornando el fresco, y vio a la luz de la luna al joven Hassán que estaba durmiendo, y observó su belleza y sus hermosas proporciones, y quedándose maravi­llada, dijo: “¡Gloria a Alah! ¡Oh, qué hermoso joven! ¡Cómo me ena­moran sus hermosos ojos, que me figuro muy negros y de una blancu­ra... !” Pero después pensó: “Mien­tras se despierta, voy a seguir mi paseo por los aires.” Y echó a volar, subió muy arriba buscando el fresco, y se encontró en lo más alto con uno de sus compañeros, un efrit también musulmán. Le saludó muy gentil­mente y él le devolvió el saludo con mucha deferencia. Entonces ella le preguntó: “¿De dónde vienes, com­pañero?” Y él le contestó; “Del Cairo.” Y la efrita volvió a pregun­tar: “¿Les va bien a los buenos creyentes del Cairo?” Y el efrit con­testó: “Gracias a Alah, les va bien.” Entonces la efrita le dijo: “Compa­ñero, ¿quieres venir conmigo para admirar la hermosura de un joven que está durmiendo en el cementerio de Bassra?” Y el efrit dijo: “Estoy a tus órdenes.” Entonces se cogieron de la mano, descendieron juntos al cementerio, y se pararon delante de Hassán, dormido. Y la efrita dijo al efrit, guiñándole el ojo: “¿Eh? ¿Tenía yo razón?” Y el efrit, asom­brado por la maravillosa hermosura de Hassán Badreddin, exclamó: “¡Por Alah! ¡No he visto cosa pare­cida! Después reflexionó un momen­to, y dijo: “Sin embargo, hermana mía, he de decirte que he visto a otra persona que puede compararse con este joven tan hermoso.” Y la efrita exclamó: “¡No es posible!” Y dijo el efrit: “¡Por Alah, que la he visto! Ha sido bajo el clima de Egipto, en El Cairo, y es la hija del visir Chamseddin” La efrita dijo: “Pues no la conozco.” Y el efrit le replicó: “Escucha. He aquí la historia de esa joven:

“Su padre, el visir Chamseddin, ha caído en desgracia por causa de ella. Habiendo oído el sultán de Egip­to hablar a sus mujeres de la belleza extraordinaria de la hija del visir, se la pidió en matrimonio a su padre. Pero el visir Chamseddin, que había pensado otra cosa para su hija, se vio en una gran confusión, y dijo al sultán: “¡Oh mi señor y soberano! Ten la bondad de permitirme que me excuse, y perdóname por ello. Ya sabes la historia de mi pobre hermano Nureddin, que era visir conmigo. Ya sabes que desapareció un día, sin que hayamos vuelto a saber de él. Y el motivo de su mar­cha no pudo ser más leve.” Y contó al sultán detalladamente este motivo. Y después añadió: “He jurado ante Alah, el día que nació mi hija, que, ocurriera lo que ocrriera, no la casaría más que con el hijo de mi hermano Nureddin. Y han transcu­rrido desde entonces dieciocho años. Pero afortunadamente, he sabido hace pocos días que mi hermano Nureddin se había, casado con la hija del visir de Bassra, y que había tenido un hijo. Por lo tanto, mi hija, está destinada y escriturada a su primo, el hijo de mi hermanó Nu­reddin. En cuanto a ti, ¡oh mi señor y soberano! puedes elegir otra joven. El Egipto está lleno de ellas. ¡Y muchas son bocado de rey!”

Pero el sultán, al oirle, se enfure­ció mucho y grito: “¿Qué has dicho, miserable visir? Te quise honrar des­cendiendo hasta ti para casarme con tu hija, ¿y aún te atreves a negár­mela, alegando ese pretexto tan estú­pido? ¡Está muy bien! Pero ¡juro por mi cabeza que te obligaré a casarla, a despego de tu nariz, con el último de mis servidores!” Y el sultán tenía un palafrenero contra­hecho y jorobado, con una joroba delante y otra joroba detrás, y le mandó llamar en seguida y dispuso que se escribiese su contrato de ma­trimonio con la hija del visir Cham­seddin, a pesar de las súplicas del padre. Y además, mandó que la bo­da se celebrase lujosamente y con música.”

“Así los he dejado, ¡oh hermáná mía! en el momento en que los escla­vos de palacio rodeaban al jorobado y le dirigían bromas egipcias muy graciosas, llevando cada uno en la mano las velas de la boda para acom­pañar al novio. Y éste tomaba el baño en el hammam, entre las risas y las burlas de los esclavos. Y efec­tivamente, hermana mía, el joroba­do es muy feo y repulsivo.” Y el efrit, al recordarle, escupió en el suelo con un gesto de repugnan­cia. Después dijo: “En cuanto a la joven, es la criatura más bella que he visto en mi vida. Puedo ase­gurarte que es todavía más hermosa que este mancebo. La llaman Sett El-Hosn, y se merece el nombre. Ha quedado llorando amargamente, alejada de su padre, al cual se le ha prohibido asistir a la ceremonia. Y. está sola, en media de los festejos, entre los músicos, danzarines y can­tadoras. Y el repugnante palafrenero no tardará en salir del hammam, y le aguardan para empezar la fiesta.

  En este momento de su narración, Schahrazada vio aparecer la mañana, y se calló discretamente.

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    本站小编 Free壹佰分学习网 2022-09-19